LA GRIETA GRIEGA


Ante la eclosión de la crisis financiera global en Europa han ido cayendo uno a uno los gobiernos vigentes. 

Sin importar el  signo político, el primer efecto ha sido el derrumbe de los oficialismos, los que en algunos casos fueron reemplazados por la alternativa política tradicional que se encontraba en la oposición (Irlanda, España, Francia) y en otros por “tecnócratas” de transición (Italia, Grecia).

Esos cambios políticos traducen, con más o menos maquillaje, una reacción defensiva del sistema financiero dominante. Como en toda crisis estructural profunda, hay que ponerse a discutir quién paga los quebrantos, entonces acudieron a gerentes que conduzcan leal y eficazmente cuidando sus intereses.

Salvo el caso de Francia, reciente y sin resolución, las políticas de ajuste tomadas en los distintos países han logrado mantenerlos a salvo. Los grandes culpables no han tenido que pagar, hasta ahora, un solo plato roto.

El caso de Italia es paradigmático. Tras la caída de Berlusconi, califican como un gobierno de expertos al que conduce Mario Monti. Resaltan los títulos universitarios de sus ministros, pero ocultan que esos “profesores” son en realidad directores de las grandes corporaciones que pasaron a tomar las riendas sin intermediarios (representan, entre otras, a Intesa Sanpaolo,   UniCredit Private Bank, Telecom, Banco Popolare, Pirelli). En cuanto a Monti, fue asesor de Coca Cola y de Goldman Sachs, y director de Fiat y de Generali.

Crisis terminal, FMI y socios en acción, grandes medios ocultando información y gerentes ministros. Cualquier parecido de la Grecia o la Italia de hoy a la Argentina del 2001 no debe ser mera coincidencia.

El acto fallido de Rajoy, conservador pero con toda una carrera política, confundiendo España con la multinacional Repsol  no debería sorprender. Aunque pocos hayan reparado que en el conflicto con nuestro país ha actuado como escudero de una corporación más que como gobernante español.

Grecia atrae toda la atención porque, pese a ser el país más pequeño, les puede marcar el  nuevo rumbo. Las últimas elecciones sepultaron a los dos partidos que manejaban el sistema por izquierda y por derecha a favor de los Bancos. Cegados por su salvaje avaricia, las corpos financieras defendidas por la alemana Merkel prefiríeron la caída de sus aliados antes que perder un centavo.

Sin quererlo, abrieron una grieta interesante y esperanzadora. Si el pueblo griego se aviva, van a perder todos los centavos y, como decía el general, también las orejas.

Y si los demás los siguen.. ¿estamos en las vísperas de una nueva revolución europea?