El Tercer Espacio. Especialista del espacio físico advierte sobre el nuevo "no-espacio"

Jorge "Chiqui" Prieto y el "Tercer Espacio"

   Se podría decir que la "zona de confort” de un arquitecto, que además se especializa en planeamiento urbano y territorial, es lo físico, lo tangible. Es decir, lo que se vincula con los lugares en donde los seres humanos desarrollamos nuestras actividades de toda clase. Desde nuestros lugares privados de residencia y trabajo, hasta los espacios colectivos o públicos, con sus vias de circulación, sitios de reunión o esparcimiento, medio ambiente, morfologias, infraestructuras básicas, servicios, accesibilidad, estética, diseño, etc. Todo, finalmente, repercute sobre nuestra calidad de vida.

   Tanto es así que tradicionalmente, en cierta jerga administrativa, se los incluye y denomina, a los arquitectos, junto a los rígidos ingenieros, los meticulosos agrimensores y algunos otros, como profesionales del "área física”.

   Ahora que muchos se ponen a repensar el mundo “post pandemia”, sólo al Chiqui Prieto se le podría ocurrir, entre nosotros y en esta pampa chata, saltar los límites del “pensamiento establecido” para avizorar los cambios en curso.

   Escapando de los moldes de lo físico, nos advierte que hay un nuevo espacio, el virtual, que avanza prevaleciendo sobre el plano material, para cambiar los modos de las actividades económicas y nuestros más cotidianos hábitos humanos.
 
   En nuestra Trenque Lauquen los locales comerciales del Boulevard Villegas van quedando vacíos mientras las oficinas locales de correos registran largas filas para retirar mercaderías adquiridas vía comercio electrónico, la mayoría de los tramites bancarios o impositivos se pueden hacer por internet, muchos profesionales no necesitan trasladarse hasta oficinas públicas, juzgados o registros. Hasta las relaciones interpersonales y reuniones sociales se mediatizan por servicios audiovisuales, el único diario papel local agoniza, la biblioteca pública declina. Cambia todo cambia, ahora acelerado por los efectos de la crisis imprevista.

Prieto lo denomina “el tercer espacio”, y demuestra que sus sensores del cambio están intactos.

Reflexiona sobre ventajas, peligros e interrogantes de la nueva etapa.

En mi caso, me pregunto y pregunto, por ejemplo: Si la mayoría de la actividad económica transcurrirá por una delgada fibra óptica, quiénes serán los contribuyentes que sostengan la financiación de ciertos servicios municipales (?).

Lectura recomendada (fuente: Infoecos.com.ar 18-5-2020)

El tercer espacio. Reflexiones en tiempo de pandemia. 
Escribe: Jorge Prieto
   Vivir en modo pandemia con ciertos derechos individuales restringidos, necesaria y obligatoriamente aislado (los que podemos) y con el estrés urbano disminuido, genera ¨ tipos¨ de tiempo muy extraños a nuestra normalidad, aparece la oportunidad para reflexionar, escuchar o leer a autores conocidos como David Harvey, Saskia Sassen o Rita Segato, y otros no tan conocidos por estos lares o al menos para quien suscribe, como Ignacio Ramonet, Enrique Dussel, Slavoj Zizek o el norcoreano Byung Chul Han, por nombrar solo algunos de los que han contribuido a mi actual estado de ebullición intelectual. En la tele se transmite una carrera que la gana el país que menos muertos tiene por millón de habitantes, las personas se netflizan, las mascotas te miran sin entender, el delivery, por ahora un chico en moto, pasa a ser como de la familia (a futuro seguramente será un Dron) todas estas cuestiones igualmente impensadas antes del confinamiento.

Afuera el espacio público se ve raro por esto de vacío lleno, lleno vacío, con preponderancia de vacíos y llenos enmascarados, en los centros de salud se libra la batalla con médicos y enfermeras en primera línea y otros muchos actores urbanos en segundas líneas, docentes, fuerzas de seguridad, personal de mantenimiento, recolectores de residuos, comerciantes resistiendo angustiados, y trabajadores a los que el estómago no le permite el lujo de clase del aislamiento.

  En este contexto y sin poder encontrar explicación del porque, me surge la necesidad de intentar hilvanar algunos pensamientos deshilachados que rondan en mi mente hace algunos días y que dan título a la nota, El tercer espacio.

   Se trata de reflexionar sobre la incidencia en las ciudades del espacio virtual, sobre los espacios públicos o privados. El espacio virtual intangible y global va ganando terreno aceleradamente desde hace ya tiempo como parte de nuestra vida cotidiana, aun en aquellos que somos de la época en que se iba al baño sin celular y se le preguntaba con palabras al ferretero si tenía el cosito que va adentro del coso de la canilla, hoy llevamos las fotos.

   A través del espacio virtual compramos, vendemos, jugamos, vemos cine, pagamos facturas, transferimos dinero, nos reunimos en grupos, dictamos clases, podemos en cuestión de segundos pasar de recorrer las calles de New York a recorrer las calles de París o Hong Kong, La falta de memoria dejó de ser importante, para eso está Google que funciona como memoria externa, no nos ocupa lugar, es universal e instantánea. Si no sabemos cómo se arregla la aspiradora o como se fabrica un supositorio, no es problema, Youtube nos lo dice, no hace mucho tiempo era difícil imaginar que un alumno podría tener la misma información que el docente en cuestión de segundos. Son estos solo algunos ejemplos de las acciones que nos permite el espacio virtual. No resulta difícil imaginar que pasaría fundamentalmente en espacios urbanos de alta densidad, si por alguna razón la tecnología que posibilita estas actividades dejará de funcionar y todas estas tareas deberían hacerse a la vieja usanza de la sociedad pre cibernética de manera personal. Seguramente el espacio público destinado a la circulación se transformaría en un caos entre otras consecuencias ambientales, el espacio virtual colabora entonces de manera directa con la sustentabilidad del espacio público, disminuye la movilidad y en apariencia aumenta la productividad incorporando a la producción el tiempo no destinado al traslado. Disminuye costos en metros cuadrados de oficina y mantenimiento de las empresas que estas transfieren a los empleados en modo home office. Lo antes mencionado incide favorablemente en todos los ámbitos de nuestra cotidianeidad, en nuestras casas, en el trabajo en el tiempo de estudio o de ocio, son estos beneficios los que nos transforman en usuarios «clientes» y los que en consecuencia damos sustentabilidad económica al sistema.

   De una descripción física esquemática de la ciudad podemos decir que la misma está compuesta por cuatro componentes: Un territorio urbano dividido básicamente en público y privado, por los habitantes permanentes o transitorios que lo habitan, por la oferta urbana que estos mismos desarrollan y la diversidad de accesos que la misma genera, al trabajo, a la salud, la educación, la vivienda el esparcimiento etc, etc, etc, (lamentablemente no para todos) y en cuarto término la movilidad en todas sus variantes cuyo objeto claramente es el de vincular a los tres componentes antes descriptos, la vivienda con el trabajo, la vivienda con la escuela, etc. El uso del espacio virtual modifica sustancialmente y de manera directa la dinámica de este último componente sencillamente porque genera las vinculaciones sin necesidad de la movilidad dentro de la ciudad y por fuera de ellas con el resto de las ciudades del mundo, las virtudes de la telefonía tradicional han sido multiplicadas exponencialmente sin saber aún hasta donde. El escenario sociocultural y económico de las ciudades es intervenido y sus dinámicas modificadas cada vez con mayor intensidad por lo actuado desde el espacio virtual, en la medida en que este, producto de la constante innovación tecnológica va aumentando sus prestaciones. Una rápida y muy básica reflexión me surgió al salir de la ferretería de «proximidad» después de una larga cola a distancia de corona y de averiguar el precio de una agujereadora eléctrica, que de igual marca y potencia la compraría por internet a un 25% más barata. De este tipo de acción, simple, cotidiana y repetida infinitamente y en todo tipo de productos en los tiempos que transcurren, es posible entender con facilidad que mi compra por internet de algún modo perjudicó al ferretero del barrio, le dio de ganar al mayorista o importador que está en una posición dominante respecto del mismo y colaboró con incrementar la fortuna del propietario de la aplicación que permite la transacción, mientras tanto el ferretero tendrá que esperar que un trabajador necesitado de la herramienta, sin computadora, ni internet y con mucho esfuerzo se la pueda adquirir. Queda claro a través de este simple ejemplo la importante influencia del uso del espacio virtual sobre la economía de aglomeración de las ciudades, y cómo actúa en la distribución del ingreso. Por fuera del ámbito cotidiano, este espacio tiene actores e implicancias a nivel global de gran magnitud socioeconómica.

   El espacio virtual es una expresión contundente de la globalización, de hecho la misma se canaliza básicamente a través de él. Cabe preguntarse quiénes son los actores principales de este espacio. Está claro que la tecnología es uno de ellos, los fabricantes de celulares, computadoras, antenas, fibra óptica, satélites, y demás tecnología complementaria. El software es la otra cara de la moneda con sus programas, aplicaciones y algoritmos, Google, Facebook, Amazon, Youtube, Twitter, Amazón, Mercado Libre por mencionar solo algunas de las muchas aplicaciones más conocidas, que se presumen como los dueños del espacio virtual muy poderosos y globales ellos. El desarrollo tecnológico en este ámbito tiene como finalidad facilitar la vida cotidiana de los ciudadanos simplificando su relación con el medio social, esta es la cara buena de la moneda, la cara no tan buena es que millones de usuarios contribuyen con su aporte a enriquecer de manera bochornosa y deshumanizada a muy pocos. Algunos de estos pocos los he mencionado anteriormente como los dueños del espacio virtual y porque no dueños de una parte importante del planeta. La acumulacion de poder económico y de incidencia política por parte de estas empresas llega a ser mayor que la de muchos países. No todas las aplicaciones tienen como único fin facilitar la vida cotidiana de los usuarios, ciertamente se les puede asignar otros usos no tan ingenuos. Cada vez que uno las usa genera un dato que se archiva,(Big Data), operaciones que realizaste, donde estuviste, a que hora, que compraste, quienes te estuvieron cerca tuyo conocidos o no y a partir de estos datos se encargará un algoritmo de preguntarte si te gustó el lugar, si la atención fue buena, te ofrecerán productos relacionados con tu búsqueda, etc, etc. Uno tiene, entonces, la opción de entender esto como una simple estrategia comercial de época o sentir que se te está controlando la vida y en consecuencia resignando libertades individuales. De hecho ambas opciones conviven. Los gobiernos de Corea del Sur, China, Taiwán, Singapur se presentan en el panorama mundial como los paraísos de la cibervigilancia y esto se está extendiendo a gobiernos democráticos de Europa, en todos los casos con el argumento valido de la preservación de la salud comunitaria. Los más importantes pensadores de la actualidad han realizado análisis prospectivos como corresponde a su jerarquía intelectual nutriendo sus opiniones con temas de relevancia internacional como los enfrentamientos de las grandes potencias, el deterioro ambiental, el rol del estado en tiempo de pandemia, las consecuencias del neoliberalismo con sus procesos de acumulación indefinida de riqueza, la pobreza y marginalidad creciente de quienes quedaron fuera del sistema. En algunos casos fijan las expectativas de cambios favorables en la creciente organización de los sectores populares, en las protestas globales y masivas en las calles contra los gobiernos reclamando derechos básicos, vale el caso en simultáneo de Chile, Francia y China, protestas a las que la pandemia y su aislamiento por un lado le puso paños fríos y por otro puso en primer plano la imperiosa necesidad de dar prioridad por parte de los gobiernos a los que menos tienen mostrando las dramáticas desigualdades de la sociedad actual.

  Las reflexiones propias que preceden son exageradamente básicas y tan domésticas como andar en chancletas, hacer enfoque en el espacio virtual es expresar una visión sesgada de la realidad pero igualmente me tomaré la osadía de sacar conclusiones en función de lo antes expresado respecto del periodo post pandemia.

   Debo decir que no soy para nada optimista respecto de posibles cambios a favor de una sociedad más igualitaria. Las empresas globales de innovación tecnológica, los desarrolladores de aplicaciones y demás productores del espacio virtual han atrapado, por decir de alguna manera, a la sociedad de consumo, han logrado la zanahoria perfecta, a la rápida obsolescencia de lo producido y la necesidad de recambio se le suma el deseo de todos los hogares e instituciones del planeta de mantenerse actualizados para no quedar fuera del sistema, para no dejar de ser ¨competitivos¨. Los propietarios del espacio virtual son relativamente muy pocos de modo tal que si la mitad de los habitantes del planeta tierra quedan fuera, igualmente podrán satisfacer su objetivos de acumulacion de poder. De verdad que deseo equivocarme pero no creo que unos cuantos de cientos de miles de muertos puedan alcanzar para modificar la lógica capitalista en vigencia, los resultados finales de la pandemia, no molestan, ni perjudican su orden, sino que por el contrario lo más probable es que saquen provecho de la situación. Seguramente algún argumento supuestamente sólido logrará que algún sector pueda convertir el drama en un buen negocio y continuar su camino agradeciendo las muertes.

  Finalmente debo decirles que siento la sensación de un optimismo acorralado y un pesimismo fortalecido.

  Disculpas.

Autor: Arq. Jorge O. Prieto