Las finanzas de la mayoría de los municipios
bonaerenses
arrojan en general indicadores preocupantes.
En nuestra Región
para muchos no
es novedad.
Trenque Lauquen y su cambio de tendencia.
(*)
Mishiaduras
municipales.
En nuestra región, existen Partidos que
presentan
conformaciones estructurales que los ha diferenciado
históricamente a la hora
de reunir recursos y afrontar gastos.
Extensión territorial, densidad demográfica,
dispersión o
concentración de los núcleos urbanos principales, fortaleza o
debilidad del
sector privado, culturas administrativa y tributaria locales,
entre otras
cuestiones, han hecho y hacen sensibles diferencias a la hora de
gobernar un
Municipio u otro.
La coyuntura actual, sin embargo, ha
deteriorado el estado
financiero relativo de todos.
Los excesos pluviales del primer semestre de
2017 anegaron
campos y caminos rurales, exigiendo recursos extraordinarios, y –a
su vez-
deteriorando los promedios de recaudación de uno de los recursos
propios de mayor
impacto: la tasa por conservación de red vial rural.
Directo desde el freezer al microondas, el
segundo semestre
trajo una sequía que se extiende a este principio de 2018 y que
causará perjuicios
ostensibles en empresas
agropecuarias,
sus proveedores y prestadores de servicios, con la consiguiente
depresión de la
actividades económicas locales.
Para colmo, la Gobernadora de la Provincia se
ha demostrado
reacia en “compartir” con los Intendentes los recursos
extraordinarios que se
transfirieron mayormente a Buenos Aires desde los bolsillos de los
sufridos
jubilados.
La nuevas mayorías en la Legislatura provincial
terminaron
con los fondos especiales para infraestructura, el Fondo Educativo
aumenta restricciones
y la adhesión a la Ley de Responsabilidad Fiscal encorsetará algunas
gestiones.
El mago
Barracchia.
Obras y billetes.
Entre otras fortalezas exhibidas con orgullo,
el Partido de
Trenque Lauquen tiene una tradición de salud financiera extendida
durante las
últimas tres décadas.-
Más allá de subas y bajas temporarias, los
balances
superavitarios superan a los ejercicios con saldos en rojo.
El Intendente Jorge Barracchia fue antetodo un
administrador
implacable.
Desde 1989 aumentó la eficiencia en la
prestación de
servicios (de higiene urbana y salud, entre otros) a la vez que
convirtió el
cobro de las contribuciones por obras de infraestructura o
equipamientos
sectoriales, en motor del desarrollo urbano y dinamizador de las
microeconomias.
La cultura de pagar con esfuerzo el costo de
una obra que se
garantizaba ejecutar en tiempo y forma -impactando en el
mejoramiento barrial,
la calidad de vida y hasta los valores inmobiliarios-, se
constituyó en un
círculo virtuoso que explica en buena parte la merecida fama del
médico que
abandonó el quirófano para dedicar su vida apasionadamente a
gobernar.
Queda para la anécdota en los años 90s el
traspaso compulsivo
(ante la sorpresa del Gerente y la censura del Tribunal de Cuentas)
de los
excedentes financieros acumulados, desde el Banco Provincia hacia
otra entidad
privada, en repudio por la diferencia de intereses que recibía el
Municipio
respecto del sector privado. El “gordo” en estado puro.
El interregno de Juan Carlos Font (2001-2007)
no desentonó al
menos en ese aspecto, aunque la entrega del sillón de la planta
alta del
Boulevard Villegas en diciembre de 2007 –con carpetazo de una
actual Concejal incluido-
resultó bastante desprolija.
A partir de 2008 se puso nuevamente en marcha
la “máquina”
Barracchia: Pese a un contexto general recesivo, la construcción
por
administración de la mitad de las viviendas del Plan Federal II
dejó un ahorro
importante que –con algún “dibujo” contable en el medio- sirvió
para reactivar
el abandonado Programa de Construcción de Viviendas por Círculo
Cerrado.
Las nuevas fuentes de recursos propios
representadas por una
tasa de red vial efectivamente auto-ajustable (por mix de valores
de frutos agropecuarios)
y el recupero de plusvalías (que a su vez era remolcado con una agresiva gestión
de ampliaciones urbanas), sirvieron para revigorizar las finanzas
en el corto
periodo de tres años.
Cuando lo sorprendía la muerte aquel caluroso
mediodía de
enero de 2011, Barracchia dejaba en las arcas municipales fondos
de libre
disponibilidad para atender más de dos meses de gastos ordinarios,
y los
recursos afectados a obras específicas devengando jugosos
intereses a plazos
fijos.
Inicio del deterioro.
La simple observación de los balances
semestrales a partir
de 2011 permite visualizar un suave pero persistente declive en
los saldos
disponibles. El ex Intendente Feito terminó o encaró durante sus
cinco años de
gestión obras importantes y especialmente visibles, pero la
ineficiencia en la
ejecución de las mismas fue acentuando ese deterioro.
Se destacan entre ellas la ampliación del
Hospital sobre la
calle Castelli y la remodelación y ampliación de la Terminal de
micros.
Se exacerbó
el
sistema de tercerización mediante trabajadores monotributistas, en
detrimento
de la centralización y administración de los recursos humanos y
equipamientos
propios, mientras que se relajaron diversos sistemas de control.
Un ejemplo: según un informe rendido al Concejo
Deliberante
en 2013, la cantidad de mano de obra en colocación de pisos en la
Terminal
duplicaba la superficie disponible, y curiosamente casi todas las
baldosas
habrían sido pegadas por mujeres, cuya presencia nunca se
visualizó en el
lugar.
Los garrochazos políticos intempestivos del entoces Intendente, cabe
mencionarlos, también conspiraron contra el flujo de fondos
discrecionales por
parte de los gobiernos nacional y provincial.
Por esas u otras razones, el caso es que las urnas fueron implacables en 2015 marcando nuevos rumbos.
La
herencia de Miguel
Fernandez.
Rara avis entre los médicos, el actual
Intendente llegó
precedido con buenas experiencias como administrador en el sector
privado: su desempeño
en la Clínica Garcia Salinas y en su propio Centro de Nefrología.
El paso
previo por el Deliberante y su inclinación al estudio de los temas
en
profundidad potenciaron sus capacidades de gobernanza.
Pese a ello, le llevó más de un año “poner la
casa en
orden”. Dificultades iniciales para la formación del gabinete y desórdenes encontrados
en reparticiones y procedimientos internos se llevaron las
energías iniciales.
Saldos bancarios exiguos, obras pendientes,
viviendas
adjudicadas sin construir y múltiples situaciones inequitativas o
confusas en
la nutrida planta de personal.
Al menos, producto de las elecciones del 2015,
el Municipio
de Trenque Lauquen quedó “alineado” con el amarillo imperante, lo
que le ha
abierto el grifo de algunos fondos que no abundan en otros de
distinto color.
El destino y la –otra vez- eficiencia de su uso
es otro
cantar. Obras tan costosas como la remodelación del Acceso a la
Ruta 5 y la
renovación de las redes de servicios en la zona céntrica, han dado
hasta ahora
más dolores de cabeza que réditos políticos, tal vez por errores
en su
implementación.
Fernández, pese a las adversidades, persevera
en sus
esfuerzos y proyecta acciones que las reviertan.
Un 2018
desafiante.
Pero los ejercicios pasan y los números siguen
apretando.
Las inclemencias climáticas comentadas al
inicio nada ayudaron.
Paliar los efectos de inundaciones demandaron en el ejercicio
pasado importantes
recursos extraordinarios, compensados parcialmente desde el fondo
de
infraestructura, ahora desaparecido.
El notorio incremento del organigrama de
funcionarios y
técnicos, y el incesante crecimiento de la nómina de empleados, se
llevan cada
vez mayor tajada presupuestaria.
Los recursos para colmo no siempre son bien
asignados: “Sobran
arquitectos y faltan enfermeras”, se quejan en algunos pasillos.
Un
Contador quiere
más ingresos.
En las últimas semanas dos Contadores
vinculados al “riñon”
de la conducción municipal han efectuado declaraciones
significativas, que
parecen haber pasado desapercibidas para muchos.
Según informó DIARIO LIDER, el Intendente
Interino Alfredo
Zambiasio manifestó que este año habrá aumentos de tasas
municipales en la
ordenanza impositiva y sostuvo que analizan subir algunos puntos a
las tasas
generales o generar una nueva tasa de servicios.
La idea del Concejal Contador es tener listo un
Proyecto de
nueva Ordenanza Impositiva para el regreso del jefe comunal el 9
de marzo.
Aparentemente el panorama financiero visto por
Zambiasio lo
persuadió de la necesidad de mejorar ingresos de propia
jurisdicción a la brevedad
posible.
El bloque oficialista del pro-radicalimo local
tiene ahora mayoría
como para imponer aumento en las tasas, queda el interrogante si
todos sus
sectores internos deciden apoyar.
Otro
Contador pone
torniquetes al gasto.
Mientras tanto, según recogió también el mismo
medio digital
local, el Secretario de Hacienda Pablo Silvani refirió nuevas
medidas para “mantener el orden económico y los gastos que tiene
dentro del presupuesto
municipal cada área de trabajo”.
Se definió trabajar bajo la modalidad de Cuota
Compromiso -explicó- donde cada área del presupuesto total tiene
asignado un monto, de
ese monto se le otorga el 80% que es prorrateado trimestralmente.
O sea que cada
responsable de área deberá manejarse con un presupuesto
trimestral, según el
cual será evaluado.
“Esto es
una manera
de ordenar el gasto y también de hacer un poco de docencia con los
funcionarios” dijo Silvani. “Porque todos son muy técnicos en lo
suyo, pero lo
que es presupuesto no es muy fácil de entender con la realidad del
gasto que
tienen para hacer, entonces es una manera de que se vayan
adaptando y que estén
más tranquilos para la ejecución del mismo".
Mucho para leer entrelíneas.
Traducido al castellano, el Contador que goza
de la plena confianza
y respaldo del Intendente Fernández envió un mensaje interno que
podría
resumirse así: Este año el que no hace los deberes con sus gastos
recibirá un
tirón de orejas o una patada en el trasero.
Al menos, hasta que se acerquen nuevas
elecciones.
(*) Colaboración especial para DIARIO LIDER
http://diariolider.medios.com.ar/