El ajuste sobre ingresos y ocupación, sumado al repliegue de los estados nacional y provincial impacta en las Municipalidades.
La velocidad de ejecución de las partidas municipales destinadas a asistencia social en los municipios de la Provincia de Buenos Aires es mayor este 2018 que años anteriores. También en términos relativos, dentro de este mismo ejercicio, respecto del resto de las cuentas.
Se supone que a fines de agosto el grado de avance debería
estar alrededor de los dos tercios de lo presupuestado (que en términos
generales equivale al promedio histórico de lo invertido, ajustado por
inflación y con algún retoque hacia arriba o abajo según decisión política en
cada caso y en cada época).
Sin embargo, en la mayoría de los Municipios los Intendentes
y sus contadores ven con preocupación que las previsiones presupuestarias de
ese rubro se agotaron a mitad de año o se acabarán antes de finalizar el
invierno, lo que obliga a un traspaso de créditos compensando con “ahorros” o
excedentes en otros renglones.
El aumento de las demandas responde a distintas causas, pero
tiene la misma raíz: el fortísimo ajuste económico sobre ingresos y ocupación
de los sectores más vulnerables, sumado al repliegue de coberturas que brindaban
Nación y Provincia.
Las necesidades de asistencia alimentaria crecen
aceleradamente, como confirman las ONG que trabajan en el terreno. Pero también
se incrementan gastos para cubrir medicamentos, traslados para tratamientos
médicos y prótesis indispensables, por citar algunos ejemplos vinculados a la salud.
La crisis exige al máximo a funcionarios y empleados de las
áreas de asistencia social, los que afrontan mayores exigencias para satisfacer
cada día necesidades muy elementales.