El 22 de febrero de 2013 el abogado
Carlos Rosenkrantz
visitó Trenque Lauquen.
Ni siquiera sospechaba entonces que llegaría a ser Ministro
de la Corte Suprema de Justicia en 2016 y Presidente del más alto Tribunal del
país a partir de 2018.
El motivo de su presencia en nuestra ciudad fue
estrictamente profesional, participar en una audiencia judicial patrocinando a
una de las partes en un conflicto familiar que involucra sociedades anónimas y
establecimientos agropecuarios situados en este Partido.
Rosenkrantz dedicaba entonces la mayor parte de su tiempo y
el de su importante Estudio a la defensa de intereses de grandes corporaciones,
algunas de las cuales enfrentaban durante esos años las políticas regulatorias
del gobierno nacional de turno.
Conocido hasta entonces sólo en ámbitos forenses, su “fama”
inició en enero de 2016 cuando aceptó, junto a su colega Carlos Rosatti, ser designado “en
comisión” para llenar una de las vacantes de la Corte, por medio de un simple
decreto del flamante Presidente Macri, quien “salteaba” de modo groseramente
inconstitucional el necesario acuerdo del Senado.
Corregido ese “pecado original” Rosenkrantz dio su voto para
la mayoría requerida en el fallo que declaró aplicable el cómputo del 2x1 para
la prisión en los casos que juzgan delitos de lesa humanidad, aunque el
escandoloso fallo fuera derogado antes de que los represores fueran liberados.
La sindicalización de la policía y la asignación sin fundamentos de competencia
federal a la investigación de la muerte del fiscal Nisman lo tuvieron también entres sus
militantes. Una joyita.
Su paso por Trenque Lauquen ha estado en línea con sus conductas bochornosas.
En el juicio referido diseñó una estrategia procesal para que
su cliente intente eludir la extinción de sus derechos por el paso del tiempo (prescripción)
alegando falsamente que no pudo ejercerlos como miembro de una sociedad
comercial, por estar exiliado por razones políticas.
Las pruebas posteriores demostraron que el supuesto “exiliado”
en realidad era un próspero profesional y empresario que no había tenido
problema alguno para ingresar y salir del país repetidas veces cada año desde su lugar de residencia en el estado de la Florida (EEUU), durante y
después de la última dictadura cívico-militar vigente hasta 1983.
La tragedia nacional, incluido un genocidio, utilizado para fines egoístas por diseño de quien, desde los próximos días pasará a presidir la “Justicia” argentina.