La vieja receta (escrito en 2001)

Lo que sigue fué escrito en el año 2001 en el diario La Opinión de Trenque Lauquen.

Resulta interesante releerlo ocho años despues.
Cuánto se avanzó, cuánto se retrocedió, cuántas oportunidades se perdieron desde entonces hasta ahora, cuando la restauración neoliberal acecha..
Aqui va..

EL FINAL DEL MODELO
Por Julio Collado

Terminamos el siglo pasado con la ilusión de estar comenzando una nueva etapa, pero este 2001 nos ha demostrado con toda crudeza que, en rigor, sólo hemos llegado al final de un camino.

No creo que Juan Perón haya pretendido la exactitud temporal que resultó tener su “unidos o dominados”. Pero el dramático agotamiento del sistema de poder y de distribución del ingreso acaecido en estos últimos años ratifican la visión del mundo y del país del viejo caudillo.

El camino al que aludíamos es el iniciado en 1976 con Martinez de Hoz y la dictadura militar, el que hemos seguido transitando con distintas ropas desde entonces. El de la Argentina dependiente, colonizada, concentrada e injusta.

Más allá de haber sido defraudados desde que las ofertas electorales siempre mutaron hacia el mismo modelo perverso, también es cierto que todos deberíamos analizar si no hemos sido demasiado complacientes en dejar avanzar tan campante un proceso que ha destruido tan cruelmente el aparato productivo y el tejido social.

Es cierto que el esquema se ha sostenido mediante un sistema de dominación con múltiples herramientas, entre las que se ha destacado el comunicacional. Los mismos ilustrados de siempre repetían sin cansancio que la apertura y desregulación de la economía (claro que con un precio fijado por ley, el del dólar), y el libre movimiento de capital especulativos iban a generar un crecimiento tal que, en su derrame, iba a beneficiarnos a todos. Queda claro que no se derramó nada, y hasta lo poco que había ha quedado vaciado.

Estamos quebrados y buena parte de la población lucha diariamente contra el hambre y otras necesidades básicas. Ya no hay riesgo país que nos asuste. ¿Nos decidiremos a cambiar de rumbo?

El nuevo modelo debe estar basado en el trabajo y la producción, la inclusión social y la justicia distributiva.

Pero antes, y para llegar a eso, será necesario cambiar las ideas vigentes. Rearmar nuestra escala de valores y terminar con los gatopardistas y las hipocresías. Hasta nuestro lenguaje necesita retoques: Ahora no somos más el Pueblo –dueño y fuente del poder político-, porque hemos pasado a ser “la gente” –simple espectadora de lo que deciden otros-.

Necesitamos recrear la confianza en el sistema de representación social y política. Si no tenemos lideres es porque no los generamos. Si son siempre los mismos es porque nos los echamos.

Y hasta podemos llegar a descubrir que, al final, es más simple de lo que parece: Lograr tener un gobierno que haga lo que el Pueblo quiera. Ni más ni menos.