Madres de Plaza De Mayo


                         Trenque Lauquen, 21 de marzo de 2012.
Señor Presidente del 
Honorable Concejo Deliberante 
Partido de Trenque Lauquen

De mi consideración:
Tengo el agrado de dirigirme a Ud. con el fin de presentar una propuesta, solicitando su incorporación al Registro Permanente de Propuestas de Nominación de Calles, Barrios y Espacios Públicos creado en el ámbito de ese Concejo mediante el Capítulo II de la Ordenanza Nro. 3587/2010.
Se postula en esta ocasión, en oportunidad de conmemorarse esta semana el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia el nombre de 
                  Madres de Plaza de Mayo 

Fundamentos de la propuesta.
“.. Muchas madres y padres salieron a buscar a sus hijos. Salieron de sus casas, salieron del útero de su rutina habitual a enfrentar al aparato represivo más imponente de la historia del país. Llevaban impresas en la piel la desesperación y el amor, y de allí les nació el coraje. Recorrieron hospitales, caminaron juzgados, se atrevieron a ir a comisarías y cuarteles. Buscaron a las morgues. Nadie sabía nada. La ley del silencio. Cada día era la esperanza de una noticia. Cada noche era la frustración del silencio.
Los padres varones, de a poco, volvieron a sus trabajos.
La mayoría de las madres eran amas de casa: tenían intacto el tiempo y la sensación de que no había otra cosa que hacer que dedicar cada hora, cada minuto y cada segundo de vida a la búsqueda.
Estaban solas, moviéndose, preguntando inútilmente, aturdidas por tanto silencio. De a poco, empezaron a cruzarse por los mismos laberintos, a reconocerse y a descubrir que había otras que compartían esa especie de señal que cada una llevaba como un código secreto en la mirada: la desesperación y la incertidumbre.
Ese fue un primer triunfo contra el aislamiento. Comenzaron a encontrarse, reunirse, acompañarse. Estar juntas fue el modo de escaparle al terror de estar solas. Pero fue mucho más que eso.
Un día, esas mujeres se descubrieron a sí mismas en una iglesia militar, donde un cura psicópata les recomendaba santa paciencia y las confundía con rumores, insinuaciones y desinformaciones. Intuición femenina: les estaban mintiendo sistemáticamente, nadie hacía nada por salvar a sus hijos.
Una de esas mujeres dijo: Basta. Y dijo: tenemos que ir a la Plaza de Mayo, tenemos que hacer ver y oír lo que nos pasa. Era una mujer con nombre de flor.
Y ese grupo de mujeres decidió que Azucena Villaflor tenía razón: su lugar sería la Plaza de Mayo.
La plaza sería el territorio de estas madres.
No tenían oficina, pero habían encontrado un lugar espacioso, aireado, iluminado y muy céntrico. No tenían sillones mullidos, pero había bancos de plaza. No había escritorios, pero tenían las faldas para apoyar allí las carpetas, expedientes, cuadernos o que hiciera falta. No tenían alfombras, sólo baldosas y unas palomas revoloteando. No tenían recepción, pero podían verse de lejos mientras iban llegando. No tenían teléfonos, pero se pasaban papelitos con mensajes, informes, o futuros puntos de encuentro. Ocultaban esos mensajes en ovillos de lana, por si la policía o los militares se les cruzaban en el camino. No querían que las descubrieran. Ya que tenían los ovillos, llevaban agujas y tejían en la plaza, mientras iban pasándose información, inventando qué hacer, cómo buscar, cómo evitar la impotencia de no hacer nada. Penélope tejía esperando el regreso de su marido. Ellas tejían juntas las acciones para buscar a sus hijos y denunciar lo que estaba pasando.
La primera vez fue el sábado 30 de abril de 1977. Eran sólo 14 en la Plaza de Mayo. Como no había casi nadie, decidieron volver el viernes siguiente. Después, una de las madres avisó, como atajándose de los malos augurios: “Viernes es día de brujas”. A la semana siguiente empezaron a encontrarse los jueves, el día que nunca más abandonarían, para escaparle a las brujas..”
Fuente: Fragmento de “Erase una vez 14 mujeres” www.lavaca.org

  Sin otro particular, saludo a Ud. atentamente.
  Julio César COLLADO